Cuando se trata de vestidos para las damas de honor, es una pesadilla. Y no miento.

La novia quiere sobresalir, pero también quiere que sus mejores amigas lo hagan, de tal forma que haya una balanza.
Cuando se trata de vestidos para las damas de honor, es una pesadilla. Y no miento.

La novia quiere sobresalir, pero también quiere que sus mejores amigas lo hagan, de tal forma que haya una balanza.
No soy fan de las blusas con olanes y fruncidos de tal magnitud, pero debo de confesar que la forma en que la coordinaron esta vez si me llegó a convencer.

Lo de los sombreros, bueno, sólo es una sugerencia, así que si no les gustaron, no los tomen en cuenta como yo, sólo el color.
Como decía en días anteriores, los colores brillantes ahora me están gustando más, quizá la reyna de Inglaterra es mi ejemplo o que se yo, pero este color mostaza hace que me den más ganas de estudiar en domingo y de comer.

Me gusta como gentilmente la cintura se acentua y poco a poco se va soltando para que los botones del cinturón le den un aspecto más juvenil y no tan secretarial.