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{ Mi primer casita en Hermosillo }

Hace ya como tres años que conozco la colonia en donde vivo como la palma de mi mano, bueno, a lo mejor conozco más la colonia que la palma de mi mano…y eso que tomo foto de vez en cuando para recordar cómo era mi mano.

A lo que voy es que entre mis exploraciones por la colonia me topé con esta hermosa residencia. Cuando la ví por primera vez una noche de verano, ya que no recuerdo si era agosto o septiembre, me recordó a las casa blancas con decorados azules de la isla griega Santorini.

Me gustaría que tuviera otro tipo de árbol, más frondosos para que le brindara más sombra, pero creo que aunque me gustaría aquella sugerencia, no se vería tan bonita si estuviera cubierta por la sombra de fauna. 

El color blanco, brilla más en la presencia de uno, fisicamente, que a través estas impresiones, pero creo que les da una idea del por qué llamó mi atención.

Desde entonces, siempre me gusta pasar por ahí cuando me voy al parque de la esquina a reunirme con amigos que he hecho en esta ciudad, o simplemente a meditar cuando lo necesito. 

Volviendo a la fachada de la casa, me agrada que lo que es la fachada principal no tenga las famosas y casi de regla, rejas metálicas que ayudan a protegernos de vándalos. Recuerdo que mi mamá y mi papá me cuentan que antes no se necesitaba vivir tras rejas, que la vida de antes era mejor hablando de seguridad pública.

Lo único que separa a la casa de la calle es una pequeña barda, que a lo mejor ayuda a que no se metan perros a hacer sus fechorías en el pequeño jardín de adelante. 

Me parece un detallazo que no le hayan modificado en este tiempo la textura que aporta el ladrillo, el cual creoo que pueden apreciar en las fotografías. Amo que se vea las formas del ladrillo, hace que no necesita más adorno.

Las ventanas me gustaron porque tienen esa fachada vintage, de la colonia o finales del porfiriato, que aunque politicamente fue terrorrifica, me gustaría sólo hacer la relación del romance. 

El enrejado de las ventanas me agrada, no son tan gruesas las barras y tanto como por fuera y principalmente de adentro puedes apreciar la belleza de los días estando dentro de tu casa…aww, ¡¡¡quiero vivir ahí!!!

Esta es la pequeña entrada principal. Y debo de confesar que no estoy segura que sea sólo una casa, en ocasiones he pensado que son varios departamentos, o sólo dos depas. 

Siempre me imagino yo, saliendo de esa rejita todos los días…lástima que jamás viviré ahí, ahora que me voy…sólo me quedaré con las ganas de verla por dentro.

Una hermosa casa, que ojalá hubiera sido mi primer casa en Hermosillo, y la última.

(street view google images)

{ Tormentas }

¿Feliz?…diré que sí, pero no tanto.

Hace ya dos semanas que se dejó venir la primer tormenta a la ciudad de Hermosillo, y para esos días tenía programada mi primer salida -un picnic. Pero tuvimos que suspenderlo porque después de ese día, miércoles hasta el lunes próximo el clima estuvo bastante enojado con los Hermosillenses.

La calle por donde se encuentra el edificio donde vivo temporalmente se inundó, y en la planta baja llegó a entrar alrededor de diez centímetros de agua que fue acomulándose. 

Estando sola, débil y sin comida, lo primero que uno quiere es el bienestar de alguien que nos acompañe en nuestros miedos, o nos ayude.

Lamento que siendo mis últimos meses en esta ciudad, me lleve aun más malas experiencias con las personas. Sé que no se debe generalizar, pero hasta la fecha sólo dos personas han tenido la amabilidad de portarse como humanos, y tener más que un poco de empatía.

Ayer, estando de compras en Walmart, la lluvia se dejó venir, y la tienda ya estaba en horario para cerrar, y aun así, con los vientos veloces y poderosos, la lluvia densa y truenos, querían sacarnos. No llevaba celular, ni tarjeta de teléfono público para llamar un taxi, así que les pedía a las otras personas-clientes que me vendieran una llamada, y nadie, nadie, nadie me lo prestó. Hasta que una chica joven, y su abuela, sin decirles para qué me lo prestaron y lo más vergonsozo, no me aceptaron los $50 MX que les estaba regalando por tan preciado detalle. Aun así, no pude conseguir un taxi, nadie quería arriesgarse a ir allá. 

Los de Walmart: trabajadores, administración, cajeras, vigilantes, todos hablando por celular y nadie me quiso hacer el favor, nadie.

Ninguna persona, a pesar de ser una en un sólo auto se digno, se ofeció en dar raite. Nadie, cada quien veía por sus propios intereses. 

¿Dónde quedó la empatía? ¿Acaso es malo ayudarnos?

Y ya eran las 12 am y aun ningún taxi a la vista, yo afuera de Walmart, sola, bajo el cielo en truenos, lloviznando, con frío, asustada, queriendo llorar de tristeza, decepción, coraje, desesperación.

Y después de esperar unos 15 min más llegó un taxi…llegué a casa, sólo quería soñar que eso no pasó, no de esa forma y que alguien sí se ofreció…la jovencita y su abuelita. 

Si esto fue sólo una tormenta que dejó más ríos…¿qué pasaría si nos sucediera lo mismo que Monterrey? ¿Me ayudarían? ¿Ayudarían a los más humildes? Yo creo que no. 

http://www.flickr.com/photos/cloughridge

 

{ Time tells the truth }

En el verano del 2005 me invitaron a comer unos ricos mariscos, acababa de regresar a Hermosillo después de una buena temporada fuera la ciudad y tenía que salir un poco con mis amigos. Después de un rato andando por las calles me hablaron de la famosa "Joya" de Hermosillo y me dieron ganas de conocerla. Subimos un boulevard muy desértico y bastante empedrado. Podía ver poco a poco gran parte de la ciudad y cuando llegamos al final sólo vi ese arco  con su pequeña fuente, me recordó a la fuente de la hermosa ciudad Obregón, salida sur por la carretera internacional.

Lástima que está tan protegida con seguridad que no cualquier persona, o mejor dicho no cualquier persona que no tenga la intención de comprar, no ver, sino comprar, entonces es imposible cruzar esa seguridad de el no tan bonito arco que la separa de la sociedad. Entonces, dimos la vuelta a la fuente y adiós Joya, y el carro empezó a bajar a gran velocidad, aun cuando no se aplicaba el acelerador. Y bueno, es que la bajadita como la subida está bastante peligrosa y en picada todo da miedo.

Cuando ví el final de esa montaña resguardada, estaba feliz de estar en tierra firme y no en las nubes, donde todo se ve bonito, pero nunca estás lo suficiente seguro, es como el sentimiento cuando estás en la rueda de la fortuna. A ese lugar jamás he regresado, para qué, no compraré y se me hace muy feo y peligroso, pero a pesar de mis opiniones muchas personas tienen como meta vivir en ese lugar y no entiendo el por qué.