Después de comprar el libro, solo hacia planes en mi cabeza de dónde sacaría telas, porque por la aguja y el hilo no había problema, mi mamá estudiaba corte y confección pero las telas eran el dolor de cabeza para ella, ya que nunca han sido baratas y era un lujo para nosotros.
Mi mamá se puso a buscar retazos y algunas telas que ni mi nana habían utilizado en años anteriores, así que una tarde con la guía de mi mamá me puse en acción, al final del día tenía mi muñeca de trapo, para ser siempre la primera intención de alguien hacer algo que jamás había hecho me quedo bastante decente…después intenté hacerles más detalles y así fue mi habilidad perfeccionándose.
Después de ese momento, supe lo que les costaba a los artesanos (hacer muñecas de trapo, barro, porcelana, etc..) hacer tan bonitas muñecas. No era fácil y algunas veces si valían lo que costaban.También me adentré más en la costura ya que también fui perfeccionando los detalles en los vestiditos que les hacia a mis Barbies.
Y una vez muy valiente, le dije a mi hermana que le haría un vestido, agarré una tela de sábana ya vieja, de esas que se empiezan abrir de lo viejas, y supuse que mi mamá ya no la querría. Todo el vestido se lo hice sobre su cuerpo, así que ya se imaginarán que mi hermana estaba al inicio muy tranquila y contenta de que su hermana mayor le hiciera un vestidito. A las horas estaba desesperada ya que no la dejaba sentarse, sino se pincharía con los alfileres.
A las tres horas, ya tenía su vestido, el cual no tenía ningún botón para que se lo pudiera quitar. Y anduvo con él todo lo que restó del día. Persona que llegaba a la casa, mi hermana le decía -"Mira lo que hizo Artemis, verdad que se me ve bien"- y como los adultos son tan listos y educados en ver las cosas buenas de los niños y evitando aplacar sentimientos de crítica injustos, decían que sí, a pesar de que había fallas en mi costura.
Después de ese día, me sentía capaz de empezar a aprender más sobre el arte de la costura, porque quería hacerme hermosos vestidos como los que mis primas usaban.
Recuerdo cuando estaba en kindergarten y siempre mi mamá o mi papá nos llevan a mi hermana y a mí a una tienda de libros, si mal no recuerdo se llamaba “Librolandia”, yo me sentía bien contenta cada vez que íbamos ahí, era como estar en el paraíso del conocimiento.
En una de esas ocasiones, me gustó mucho un libro que te decía paso a paso cómo hacer una muñeca, yo tendría unos 4 años y sabía leer pero despacio, me llamó tanto la atención la cubierta del libro que fui a buscar un banquito para bajarlo del estante. Me senté en el piso y me puse a ojearlo lentamente. Además no estaba tan apurada por verlo ya que cuando íbamos con cualquiera de mis padres ellos se entretenían bastante.
Cuando creí que con lo que había visto era suficiente, volteé a todas direcciones para buscar a mis papás, y es que me sucede que cuando voy con alguien y paso por una librería o alguna tienda que venda algo que me guste mucho, se me olvida por completo que ando con alguien y ni le aviso para que no se preocupe buscándome.
Me acerqué a mi mamá y le jalé la falda del vestido, ella voltió a verme con cara de saber qué era lo que le diría. Se agachó y le conté lo que había encontrado, que había encontrado el secreto de cómo hacer muñecas con telas, hilos, algodón (así le llamaba antes al relleno), y cómo hacerles su cabellera y carita.
Deseaba que me dijera que sí sin pensarlo, pero me lo pidió para verlo ella, lo ojeó varias veces, muy seguramente le vió la etiqueta del precio, lo cual yo en ese entonces no sabía mucho sobre el comercio. Checó su monedero y me dijo que le dijera a mi papá si le daba “1000 pesos” para que le alcanzara para el libro. Pero qué barbaridad, lo que uno no compraba con 1000 pesos en los 80’s y principios de los 90’s antes del 94′.
Mi madre esta Navidad estando en familia contó que cuando yo era una niña de unos dos años, una amiga de ella me regaló un muñeco de trapo muy bonito. Su nombre desde el incio fue Prudencio.
A los meses esa amiga de mi madre, llegó a la casa y empezó a llorar, porque su muñeco de trapo y pequeño Prudencio estaba trozado de la axila, un pie y el pelo todo babeado. Mi madre le dijo: “Tú dijiste que lo disfrutara, y créeme que sí lo ha hecho”.
Los meses pasaron y la Navidad llegó, como siempre los hijos de mi abuela Catalina venían de el norte y sur de la República con sus respectivas familias para convivir en la Noche Buena y la mañana de la Navidad.
Entre esos tíos por parte de mi padre, una tía, la famosa y polémica tía Lucía nos traía costales tipo Santa Claus, llenos de juguetes para mis hermanos y yo. Entre los juguetes mi tía se apresuró a enseñarme una muñeca de la cual se sentía muy orgullosa, ya que era espactacularmente bella. Ooh sí, recuerdo esa muñeca, parecía por sus cachetotes un típico Cabage Patch, pero no era, ya que recuerdo bien que no era, jajaja.
Pues dice que mi tía me llamó y me sentó para darme la sorpresa, así que yo, como típico niño dejo a un lado el muñeco viejo y feo para muchos y agarro la nueva muñeca. Dice mi madre que me puse a observarla un buen rato, le observé cada detalle, le buscaba arriba, abajo, la miré a los ojos y por un momento pensaron que me podría a jugar con ella de una buena vez.
Pero nooo! Mi mamá soltó la carcajada y siguió: “Artemis dejó sentadita la muñeca nueva, tan bonita muñeca, y se levantó de su sillita y buscó a Prudencio”, lo cual dejó en claro que Prudencio era mi muñeco preferido y que ninguna muñeca ocuparía su lugar, hasta llegado un tiempo en que pobre Prudencio se hizo pedazos literalmente.
Esta anécdota me da risa porque lo he visto con mis primos más chicos, sí, tengo primos chicos porque tengo una familia muy grande y los tíos pequeños apenas han estado expandiendo la familia de dos a tres integrantes.
Y les quiero hacer ver que un niño puede que se apantalle con los muñecos que hacen del baño, o sonidos, y los cuales salen caros desde el comienzo, ya que un niño puede ser igual de feliz con un muñeco de trapo hecho por tí y con mucho amor que con un Cabage Patch.
Estas muñecas las elabora a mano una señora de New York que se llama Laura Normandin. Y vaya que las hace con mucho esmero, ya que están muy bonitas. ¿ Y ustedes, han hecho muñecas de trapo?