Los platos blancos son elegantes, pero los de color también.
Levantan el ánimo a la hora de comerse un excelente y
saludable bocado.
Estos colores son super relajantes, además de que son
bastantes perseguidos por las madres jóvenes, ya que
a pesar de que son jóvenes buscan también un poco
de sobriedad.
Este color amarillo pálido me recordó mucho a mi nana
Catalina, ella fue la última nana que tuve casí casí al terminar
mi preparatoria.
Pero a pesar de que se le extraña bastante, me acuerdo
de sus platos y lo poco que los cuidaba, ya que no se
estresaba si les pasaba algo, ya que como ella decía “no
son para siempre, se tienen que usar”.
Ahora, los cubiertos, prefiero estos. Mi nana tenía unos muy
pero muy excentricos, tipo de 1929’s, lo cual no es feo lo
antiguo que eran, sino que eran para mi gusto poco estéticos.