El día sábado 21 de marzo me fuí con Mr. A a caminar muy tempranito, alrededor de las 5:50 am para nuestra caminata del día. Nos fuímos por toda la Galeana y de ahí estuvimos dando vueltas cerca de la plazita que está frente al Congreso, donde en la esquina está el Museo de los Índigenas. Pues de ahí decidí doblarle por otra calle hasta llegar a la calle Michel y esquina de Ocampo.
Ya íba retirarme pero me percaté de un restaurante de mariscos, con lo que me gustan, pues me acerqué para verlo por dentro, ya que no tiene cortinas y los vidrios de las ventanas son polarizados, aun era muy tamprano, podría decirse que las 6:30am, y el sol ya estaba por darnos, así que traté de apurarme, y en lo que estoy tratando de ver se escucha una voz por dentro que medio me saluda y me chifla, me asusté un poco, ya que no me esperaba que alguien estuviera dentro a esas horas. Supongo que uno ha de creer que son medio flojos los restauranteros, pero creo que me he equivocado.
Abrió la persona aun sin nombre la ventana en la que me encontraba y me preguntó qué se me ofrecía, para lo que le dije que pues me llamó la atención el restaurante y quería verlo de esa forma, pero que le pedía disculpas por asustarlo, jajaja, y es que pues andaba con un hoddie, un pantalón comunmente llamado “pants”, color azul marino y super despeinada, claro que pudo haber pensado que era una indigente.
Y ya íba a irme mientras estaba pláticando fuera del restaurante explicandole la situaión a Mr. A, cuando la persona nos invita a pasar para verlo dentro. Yo me sorprendí ya que no me había tocado jamás una persona tan accesible. Debo de aceptar que sí quería desde el inicio pero me daba mucha pena con el encargado, y me volvió a extender la invitación por lo que Mr. A me hizo aceptar.
Pues debo de decir que por fuera sí impacta el restaurante, o sea, se antoja ir a comer. Ya que estás en la entrada, pues no es la gran cosa, pero ya que vas entrando más te va gustando el ambiente. Me recordó cuando fuí a Ensenada en febrero del año 2008 a un restaurante-karaoke-bar, me encantó, y los meseros eran muy serviciales, cosa que ves muy poco en Hermosillo o Ciudad Obregón, aquí parecen que te hacen un “favor” atenderte.
Tienen tres diferentes salones, uno general, una para reservaciones y otro para eventos, además su lugar para que toque múisica en vivo, una pecera muy bonita, los baños están bien…y yendo para allá te toca ver fotografías de famosos que han estado: modelos internacionales, actores, escritores, reporteros..etc.
El señor, Sandro es del sur de México, pero lleva muchos años aquí en Hermosillo, y es una persona super amable, para irnos nos regaló un menú y 5 tarjetas magnéticas. Nos despedimos y yo quedé encantada, jamás me habían tratado tan bien en un restaurante de Hermosillo, ahí verdaderamente les interesa el cliente, sea de la raza que sea, de la situación económica que sea, de tu sexo o condición física. Calidad más del 100 %. Pues yo ya tengo planeado ir este mes, super rico el menú.
RESTAURANT MARISCOS LOS ARCOS
(662)213-2220
OCAMPO 43, Col. CENTENARIO, C.P. 83260
