{ Sofás y ottomasns }

En invierno no me gustaba para nada que los colores fueran tan oscuros, pero ahora que ya estoy creciendo tanto física y mentalmente, mi parte emocional poco a poco ha aceptado el cambio.

Aun me gusta el decorar la casa con colores y tonalidades alegres, pero de vez en cuando me gusta darle un tono más acogedor, más sin embargo alegre. De hogar.

Recuerdo cuando me estaba cambiando hace un mes, cuando vendí un sillón que habia cargado con él hacia años a varias partes. Me dolió mucho dejarlo ir porque pertenecio a un tramo de mi vida en Hermosillo, en aquella ciudad donde las cosas profesionalmente no salieron bien, pero aprendí lecciones valiosas.

Ahora, en casa de mis padres, poco a poco la ausencia de esos objetos materiales por lo cuales tuve que esperarme un poco, hasta que por fin se vendieron, me hace sentir libre. Libre a renovar mi camino y no cargar con objetos del pasado que en realidad no me servirían en mi nueva vida.

De esto mismo se trató el workshop, que a duras penas puede sacar. Ahora que se terminó, siento que aprendí de nuevo cosas que había olvidado debido al estrés y que quienes estuvieron ahí, conmigo, a pesar de las tardanzas, les haya servido.

Ahorita, sólo quiero ir a la sala y disfrutar estar sentada en compañía de las personas más importantes de mi vida: mi familia.

Por cierto, esta última fotografía tiene muy bonitos objetos para adornar la habitación, a mi mamá le encantó la lámpara donde la base es un búho. A mí, el cojín tapizado con flores. A mi hermana el otro cojín que parece un perrito y a mi bebé sobrino, las piezas del ajedréz…principalmente porque crée que puede masticarlas.

(westelm images)

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *