Cuando estaba en la licenciatura y olvidaba mi lonchera con todo el menú para la jornada de escuela, acudía a la tiendita que antes era independiente de la universidad, y la cual me parecía cute a comprar mis galletas de avena. ¡Ríquisimas!
Y siempre que llegaba a casa trataba de no pensar en esas galletas, y ahora estaba recordando que me había propuesto hacer unas para mis visitas, ya sea con amiga o tías. Y como pronto iré de visita, tengo que empezar a hacer un paquete, ¡nos vemos!
De niña, mis papás me llevaron a muchos eventos en Navojoa, Sonora. Recuerdo que me gustaba ir a esta ciudad porque tenía un aire de antigüo, y se respiraba mucha tranquilidad.
Conocidos de mis padres les invitaban fines de semana, pero no siempre podían asistir mis papás. Así que cuando había tiempo, en especial en días festivos y libres, nos subían al auto, recorríamos una carretera donde podíamos ver pastos, montañas, y de vez en cuando caminos a otros pueblos del sur de Sonora.
Me gustaba ir a visitar a los amigos de mis padres, muy a pesar de que la mayoría no tenían hijos pequeños como nosotras, pero allá, en lo que a mí me tocó, la gente es muy amable, siempre con una sonrisa en la cara y de buenas intenciones. Por lo que me incómoda que suelan burlarse de los ciudadanos de esa ciudad con adjetivos muy denigrantes.
Ahora, las casas eran super hermosas, no estaban actualizadas al diseño que empezó a irse en poco tiempo en los 90s a lo alto, sino que en esa colonia, en especial, había muchas casas con un aire colonial. Las casas eran grandes, calidas, y con muchos recuerdos grabados en las paredes.
Los hoteles, aunque pequeños, creo que siguen conservando un poco del presente, mezclado en su mayoría con el pasado y con aires anglosajones debido a la llegada e influencia de foráneos que hicieron de esta cudad, su residencia definitiva.
Quizá no estaba muy consciente de la situación, o sí, pero no quería cambiar un poco mi temática de vestimenta. Casi no he publicado vestimentas para reuniones, que sean más joviales, pero no juveniles, ¿me explico? En este caso, siempre tomé en cuenta los colores de la falda para escoger una blusa. Ésta última no quería que fuera descubierta, ya que también el frío en los estados norteños es horrible.
Para el segundo conjunto, no necesariamente es para un evento elegante, pero sí para una conferencia en la mañana. Y la falda quería conservarla, ya que el modelo me gustó, pero de igual manera, busqué una blusa que contrastara de inmediato con aquella, y pues se podría usar el mismo saco de arriba, pero si les da calorcito (cosa que a mí no me da) no hay que precindir de bufanda y gorrito.
Bueno, por mi parte yo me siento mal en invierno si no cubro mi cabeza, sea la hora que sea.