Saben que me encanta la pintura…pero si no lo sabían, ahí está. Me gusta tanto que muchas veces disfruto estar pintando por días enteros, olvidando que tengo cosas por atender.
El día de hoy no hablaré de pintura estrictamente, sino del arte de pintar, no precisamente con pinturas al oleo, sino otro tipo de pintura, el arte fino, el arte de crear personas, o mundos en los cuales la poseía se hace imagen.
Este tiene algo, algo que lo hace particular, nació con el problema, si ahora se le llama problema, porque yo no le veo ninguno, de no identificar el rojo y verde, daltonismo. Es de McPherson, Kansas y es un año menor que mi hermano, lo cual para mí es joven, 1979 y ahora rádica en Chicago desde 2002.
No sé qué tenga Chicago, porque el año pasado, como en agosto también conocí a un americano, de ascendencia mexicana y cubana, quien me identificó mientras estaba de compras en Walmart, él también se dedica al diseño y restaurar imágenes antiguas para convertirlas a una versión moderna. Y no sólo ellos dos, sino que lo que conozco, en general Chicago es una ciudad de pintores.
A pesar de que me asusta un poco, he de confesar, ver cuerpos mutilados, y aparejados con objetos tratando de hacer una metáfora, me gusta el collage con que lo maneja.
El detalle de las aves y los palos secos de ramas lo hace ver más tétrico y profundo (hablando progresivamente).