¿Feliz?…diré que sí, pero no tanto.
Hace ya dos semanas que se dejó venir la primer tormenta a la ciudad de Hermosillo, y para esos días tenía programada mi primer salida -un picnic. Pero tuvimos que suspenderlo porque después de ese día, miércoles hasta el lunes próximo el clima estuvo bastante enojado con los Hermosillenses.
La calle por donde se encuentra el edificio donde vivo temporalmente se inundó, y en la planta baja llegó a entrar alrededor de diez centímetros de agua que fue acomulándose.
Estando sola, débil y sin comida, lo primero que uno quiere es el bienestar de alguien que nos acompañe en nuestros miedos, o nos ayude.
Lamento que siendo mis últimos meses en esta ciudad, me lleve aun más malas experiencias con las personas. Sé que no se debe generalizar, pero hasta la fecha sólo dos personas han tenido la amabilidad de portarse como humanos, y tener más que un poco de empatía.
Ayer, estando de compras en Walmart, la lluvia se dejó venir, y la tienda ya estaba en horario para cerrar, y aun así, con los vientos veloces y poderosos, la lluvia densa y truenos, querían sacarnos. No llevaba celular, ni tarjeta de teléfono público para llamar un taxi, así que les pedía a las otras personas-clientes que me vendieran una llamada, y nadie, nadie, nadie me lo prestó. Hasta que una chica joven, y su abuela, sin decirles para qué me lo prestaron y lo más vergonsozo, no me aceptaron los $50 MX que les estaba regalando por tan preciado detalle. Aun así, no pude conseguir un taxi, nadie quería arriesgarse a ir allá.
Los de Walmart: trabajadores, administración, cajeras, vigilantes, todos hablando por celular y nadie me quiso hacer el favor, nadie.
Ninguna persona, a pesar de ser una en un sólo auto se digno, se ofeció en dar raite. Nadie, cada quien veía por sus propios intereses.
¿Dónde quedó la empatía? ¿Acaso es malo ayudarnos?
Y ya eran las 12 am y aun ningún taxi a la vista, yo afuera de Walmart, sola, bajo el cielo en truenos, lloviznando, con frío, asustada, queriendo llorar de tristeza, decepción, coraje, desesperación.
Y después de esperar unos 15 min más llegó un taxi…llegué a casa, sólo quería soñar que eso no pasó, no de esa forma y que alguien sí se ofreció…la jovencita y su abuelita.
Si esto fue sólo una tormenta que dejó más ríos…¿qué pasaría si nos sucediera lo mismo que Monterrey? ¿Me ayudarían? ¿Ayudarían a los más humildes? Yo creo que no.
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