Hace muchos años que no tengo la oportunidad de estar más de dos meses en casa de mis padres. Extraño estar con ellos y también relajarme sembrando vegetales y cuidando del jardín secreto.
Es muy posible que recuerden lo mucho que he reclamado un espacio libre y público en cada colonia para que los ciudadanos nos encarguemos de nuestros viveros, sólo en caso de que no cuenten con un patio trasero donde puedan sembrar y obtener cosecha.
Y la idea no salió de mí, sino que al estar hojeando una revista salió un artículo de un vívero libre en la ciudad de México D. F. donde mujeres, hombre, adolescentes se hacían cargo de sus siembras y ya no iban a comprar verduras feas y caras al supermercado.
Pero no sólo uno come de ese lugar, sino que sirve también para inspiración, relajación de la vida estresante que vivimos, y de tantas cosas horrorosas que nos pasa en la vida.
A mí me gusta más así un hogar, que un patio todo cementado, donde no hay árboles que hagan decir "aquí hay vida", sino que sólo se ve una arquitectura desolada y muerta.
El color azul está para morir por él, y todo el conjunto en sí es una pintura de Monet o Renoir.
Mañana les traeré más sobre los jardines que tanto añoro y es posible que ustedes también. Y trataré de investigar sobre ese vívero que tanta envidia me dio.
(images from *Susie* )