Había una vez una señorita que se casó muy joven, y era de esperarse que ella y su pareja tendrían muuchos hijos, pero pasaron los años y juguetes de niños había por doquier, pero quién jugara con ellos, no.
Fueron a consultar a la mujer más vieja del pueblo, y les dijo que empezaran a plantar hongos en el jardín y que reciclaran todos los desperdicios de sus alimentos para que la tierra volviera a alimentarse.
Después de hacerle caso y pasados 9 meses, la pareja jugaba con su pequeña hija Gaia bajo un árbol de neem que llegó a crecer 3 metros después de las grandes lluvias del verano.
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