Ya tenía muchas ganas de comer pescado, el cual es muy nutritivo. La inclusión de la merluza en la dieta de los más pequeños de la casa no acarreará demasiadas dificultades porque su carne es de sabor suave y su olor poco pronunciado. Además, las espinas se pueden retirar con facilidad. No obstante, conviene seleccionar las piezas que menos espina tienen (lomos o filete en lugar de rodajas…).
Es preferible probar a cocinarla de diferentes formas, de modo que resulte más atractiva: con salsas diversas (verde, americana, rosa…), al horno con patatas, en croquetas o albóndigas, en pastel… y siempre acompañada de una guarnición vegetal (patatas a la panadera, verduras salteadas, sofrito de verduras, etc.).
– Cocina la merluza en agua salada.
– Quitale los huesos y espinas, así como la piel, conservando sólo la carne, y cortándola finamente.
– Bate una porción de la merluza(s) con huevos (claras y yemas).
– Fríe cebolla picada, perejil, sal, pimienta, pasas (uva pasa), o azúcar para suavizar el platillo.
– Mezcla todo lo anterior y haz albondigas de la pasta.
– Fríelas en manteca o aceite de oliva, conservando las albondiguillas separadas con una cuchara.
– Haz una salsa en el mismo sartén que usaste para freír las albondiguillas.
– Para hacerla, rocía un poco de harina sobre el residuo del cocinado.
– Agrega unas pocas gotas de vinagre y perejil finamente picado.
– Agrega un poco de agua a la salsa, y agrega las albondiguillas de merluza.
source Encarnacion's Kitchen, 1 – 2 – 3