Mi madre esta Navidad estando en familia contó que cuando yo era una niña de unos dos años, una amiga de ella me regaló un muñeco de trapo muy bonito. Su nombre desde el incio fue Prudencio.
A los meses esa amiga de mi madre, llegó a la casa y empezó a llorar, porque su muñeco de trapo y pequeño Prudencio estaba trozado de la axila, un pie y el pelo todo babeado. Mi madre le dijo: “Tú dijiste que lo disfrutara, y créeme que sí lo ha hecho”.
Los meses pasaron y la Navidad llegó, como siempre los hijos de mi abuela Catalina venían de el norte y sur de la República con sus respectivas familias para convivir en la Noche Buena y la mañana de la Navidad.
Entre esos tíos por parte de mi padre, una tía, la famosa y polémica tía Lucía nos traía costales tipo Santa Claus, llenos de juguetes para mis hermanos y yo. Entre los juguetes mi tía se apresuró a enseñarme una muñeca de la cual se sentía muy orgullosa, ya que era espactacularmente bella. Ooh sí, recuerdo esa muñeca, parecía por sus cachetotes un típico Cabage Patch, pero no era, ya que recuerdo bien que no era, jajaja.
Pues dice que mi tía me llamó y me sentó para darme la sorpresa, así que yo, como típico niño dejo a un lado el muñeco viejo y feo para muchos y agarro la nueva muñeca. Dice mi madre que me puse a observarla un buen rato, le observé cada detalle, le buscaba arriba, abajo, la miré a los ojos y por un momento pensaron que me podría a jugar con ella de una buena vez.
Pero nooo! Mi mamá soltó la carcajada y siguió: “Artemis dejó sentadita la muñeca nueva, tan bonita muñeca, y se levantó de su sillita y buscó a Prudencio”, lo cual dejó en claro que Prudencio era mi muñeco preferido y que ninguna muñeca ocuparía su lugar, hasta llegado un tiempo en que pobre Prudencio se hizo pedazos literalmente.
Esta anécdota me da risa porque lo he visto con mis primos más chicos, sí, tengo primos chicos porque tengo una familia muy grande y los tíos pequeños apenas han estado expandiendo la familia de dos a tres integrantes.
Y les quiero hacer ver que un niño puede que se apantalle con los muñecos que hacen del baño, o sonidos, y los cuales salen caros desde el comienzo, ya que un niño puede ser igual de feliz con un muñeco de trapo hecho por tí y con mucho amor que con un Cabage Patch.
Estas muñecas las elabora a mano una señora de New York que se llama Laura Normandin. Y vaya que las hace con mucho esmero, ya que están muy bonitas. ¿ Y ustedes, han hecho muñecas de trapo?